Mil novecientos caracteres son necesarios para firmar una
nota en esta revista. Eso fue lo que me dijo el editor y lo tomé al pie de la
letra.
No recuerdo haber empezado a escribir algo con tamaña
condición, con un horizonte tan delineado, tan lejano pero tan inevitable.
Ahora lo que me interesa saber es si todo cuenta como
carácter, si una coma suma, si un tres puntos me ayuda a llegar a mi objetivo,
si las comillas cuentan como uno o como dos caracteres, etc.
En el diccionario dice: ¨Señal o marca que se imprime¨
¨Signo de escritura o imprenta¨.
Entiendo entonces que cuenta todo menos los espacios. Estoy
peor de lo que suponía y con todo este palabrerío voy setecientos veintisiete!!!
(727)!!!
No quiero aburrrirlos en esta inquietante travesía pero
deben comprender que lo que quiero decir tiene apenas unas pocas palabras,
mínimas, sencillas, pero que salen del corazón y me gustaría que sean
publicadas, y si no se puede evadir el requisito, voy a pedirles que me
acompañen, que me ayuden, que no se dejen intimidar por las letras que voy
anotando por inercia, que no se asusten frente a puntuaciones extravagantes que
solo tienen por cometido sumar un signo, acercarme a la (meta!)…
… Mil ciento setenta y uno (1171) y pasamos con sorpresa la
mitad (1/2), y el entusiasmo lo invade todo. Pero se me acaban los recursos.
¿Se me acaban los recursos? Sí, se me acaban los recursos.
Les voy a contar una anécdota: Un tartamudo encuentra a otro
tartamudo. Me parece un abuso.
Un borracho encuentra a un tartamudo. ¡BASTA! Hay que
escribir.
Me faltan aproximadamente unos quinientos (500) signos (ay,
si se contaran los espacios…) y una idea sobrevuela mi cabeza: ¿Valdrá la pena
que hayan leído toda esta pavada? ¿Será bueno el desenlace? Ahora estoy
angustiado por el sentido de mi frase, por lo que me odiarán si su valioso
tiempo de ocio es desperdiciado en un mar de letras sin sentido. Yo confío en
mis intenciones pero no en mis resultados. 1796? No, ahora no quiero que llegue
el final. Miedo.
En lo que queda tengo que alcanzar la inspiración, encontrar
el objetivo de lo que viene y de lo que ya pasó. Podría borrar pero no sería
yo.
Que no me sorprenda. Una oración, un arrepentimiento, una
emoción. Todo me lleva hacia el final.
Cruzaré los mil novecientos diciendo lo que he venido
a decir: La vida es un cuento…y el editor es un puto!
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